¿Me puedo enfermar si nado en aguas contaminadas?


Exponerse a bacterias, virus y parásitos en el agua de playas contaminadas puede causar una gama de enfermedades, incluyendo infecciones del oído, la nariz y los ojos; gastroenteritis, hepatitis, encefalitis, erupciones de la piel y enfermedades respiratorias. La mayoría de las enfermedades que se transmiten por el agua en los Estados Unidos ocurren en el verano, cuando la gente se expone al agua de playas contaminadas. Los expertos calculan que cerca de 7 millones de americanos se enferman cada año después de beber o nadar en aguas contaminadas con bacterias, virus o parásitos.




Los estudios epidemiológicos piloto de la EPA en los Grandes Lagos del 2002 y el 2003 muestran que un 10 por ciento de los bañistas reportaron haber contraído gastroenteritis o infecciones respiratorias después de nadar. Con base en esos resultados y con las cifras de asistencia a las playas, se espera que cerca de 300 personas contraigan una enfermedad respiratoria después de bañarse en el Lago Michigan en Chicago en un fin de semana del verano.
Durante el verano del 2003, 8800 bañistas participaron en un estudio en las seis playas más populares de Mission Bay, en San Diego, California. El estudio descubrió que las erupciones cutáneas y la diarrea eran significativas y consistentemente más comunes entre los nadadores en comparación con quienes no nadan. El riesgo de diarrea era mayor entre los niños de cinco a doce años, con un numero mayor de ellos enfermándose cuando tenían más contacto con el agua: unos 27 casos por cada mil, entre los niños con algún contacto con el agua, 32 casos entre los que tuvieron contacto facial con el agua y 59 casos entre los que tragaron agua.
Lo mejor es suponer que no es seguro nadar en playas que contengan niveles excesivos de desechos de seres humanos o de animales.
Los niños pequeños, los ancianos, las mujeres embarazadas, los pacientes de cáncer y otros con sistemas inmunológicos débiles tienen más probabilidad de enfermarse por nadar en el agua de playas contaminadas. Esas personas también tienen más probabilidad de ser hospitalizadas o de morir por enfermedades transmitidas por el agua. Por ejemplo, según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en ingles), se reportaron más casos de diarrea y vómito por contacto con parásitos transmitidos por el agua entre niños menores de nueve años que en personas de cualquier otra edad.
No tenemos buenos datos sobre brotes de enfermedades transmitidas por el agua en bañistas ocasionales porque la mayoría de la gente trata los síntomas de su enfermedad (por ejemplo, fiebre, dolor de cabeza, diarrea y vómito) sin saber nunca qué los causó. Los expertos calculan que siete millones de americanos se enferman cada año por aguas contaminadas, incluyendo por actividades recreativas y por beberla





Los bañistas pueden disminuir sus probabilidades de enfermar si solamente nadan en playas cuyas aguas sean examinadas frecuentemente y cierran o emiten una advertencia sanitaria cuando están contaminadas; si se mantienen fuera del agua cuando haya cierres o advertencias sanitarias; si evitan nadar en playas cercanas a tuberías de drenaje o en playas urbanas después de lluvias fuertes; si se mantienen fuera de aguas turbias o malolientes; si se mantienen fuera del agua cuando tengan una herida abierta o infección; y si nadan sin sumergir la cabeza en el agua.
Si crees que has estado expuesto a agua contaminada, enjuágate bien con agua y jabón, lávate especialmente cualquier excoriación de la piel. Usa un enjuague bucal o haz gárgaras con agua limpia y luego escúpela. Sécate las orejas. Toma una ducha y lava tu traje de baño y las toallas (y otra ropa que se haya mojado) lo más pronto posible.
Si empiezas a sentirte enfermo consulta al doctor o acude a tu centro de salud. Dile al médico que crees haber estado expuesto a agua contaminada. Contacta el departamento de salud de tu condado y reporta tu enfermedad.

Los funcionarios estatales y locales de salud y del medio ambiente son responsables del monitoreo de la calidad del agua en las playas de nuestra nación. Cuando encuentran agua contaminada, pueden publicar alertas sanitarias o cerrar la playa.
El monitoreo de playas costeras ha mejorado en años recientes gracias a la promulgación de la ley de Evaluación, limpieza y salud ambiental de las playas del año 2000 (Ley BEACH), que ayuda a los gobiernos estatales y locales a desarrollar programas de monitoreo, pero aún así muchas playas no se monitorean periódicamente, en parte porque el Congreso nunca ha financiado completamente la Ley BEACH. 47 por ciento de las playas que suministraron datos a la EPA y a NRDC fueron monitoreadas por lo menos una vez por semana en el 2008 según el reporte anual de playas de NRDC “Examinando las aguas”.
En abril del 2008, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó la Ley del Medio Ambiente Costero Limpio y Salubridad que aportará fondos federales para mejorar y ampliar el monitoreo de las playas. De promulgarse, el proyecto de ley exigiría a la EPA aprobar un método rápido de pruebas para monitorear la seguridad del agua de las playas y notificar rápidamente al público. También aumentaría los fondos actualmente disponibles para programas estatales y locales de monitoreo de playas a $40 millones y, por primera vez, pagaría para identificar las fuentes de contaminación.
Un proyecto de ley del Senado incluye muchas de las mismas disposiciones que el proyecto de ley aprobado por la Cámara pero incrementaría los fondos a $60 millones. La legislación también autorizaría el uso de algunos de esos fondos para limpiar las fuentes de contaminación.
El objetivo principal de los cierres de playas es proteger la salud pública. Aunque puede haber impactos de corta duración en las economías locales por los cierres de playas, la confianza del público aumenta con el conocimiento de que hay en efecto programas eficaces de protección y limpieza de las playas. 



Sería más seguro nadar en nuestras playas si estuvieran más limpias. El gobierno federal, estatal y local debe hacer que la prevención de la contaminación del agua de las playas sea una prioridad exigiendo mejores controles para el agua de las lluvias y el drenaje, las dos principales causas de contaminación conocidas. Una de las mejores formas para frenar la contaminación pluvial es mediante la aplicación de técnicas de desarrollo de bajo impacto en las comunidades para retener y filtrar el agua de lluvia que cae, en lugar de tirarla en las vías navegables. Esto incluye colocar estratégicamente en los patios, jardines, cajas de árboles a lo largo de las aceras, tejados verdes que utilizan vegetación en la parte superior de los edificios y el pavimento permeable que permite que el agua penetre en el material, en lugar de usar asfalto o concreto. Los barriles o cisternas usados para capturar y almacenar las aguas pluviales también se pueden reutilizar para riego u otros usos no potables.
El gobierno federal debe compartir el costo de los programas de protección del agua de las playas financiando por completo el Fondo estatal revolvente para el agua limpia, y promulgando y financiando totalmente la Ley del Medio Ambiente Costero Limpio y Salubridad.
El Congreso también debe aprobar la Ley Americana de Energía Limpia y Seguridad (ACES) para ayudar a las comunidades costeras a prepararse para los impactos del cambio climático, como inundaciones, aumento del nivel del mar, el aumento de la contaminación en las aguas pluviales y los desbordamientos del drenaje, además de limitar la contaminación asociada con el cambio climático.
Las personas también pueden ayudar de manera individual a controlar la contaminación del agua tomando medidas sencillas como recoger los desechos de sus mascotas, ponerle pantaloncillos de plástico a los bebés y manteniendo la basura lejos de las playas.

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