Mar del plata. Buenos Aires. Argentina Playas de “La Perla”. Mar del Plata
Un acercamiento teórico al riesgo. Sus dimensiones
Desde un enfoque geográfico se puede concebir el riesgo como la probable
emergencia de daños (humanos, materiales y/o ambientales) resultado del
emplazamiento inadecuado de actividades humanas en relación al medio en que
ellas se desarrollan.
Son numerosos los autores que han diferenciado los riesgos en múltiples
categorías. Una de las clasificaciones más conocidas es la que los diferencia en
naturales y tecnológicos. Mientras los primeros refieren a “aquellos elementos del
ambiente biofísico que son peligrosos al hombre y que están causados por fuerzas
extrañas a él” (Chardon et al., 2002:3), los segundos hacen referencia a “la
probabilidad de sufrir daños o pérdidas económicas, ambientales o humanas como
consecuencia del funcionamiento deficiente o accidente de una tecnología aplicada
en una actividad humana” (Bosque Sendra et. Al, 2004:45)
El riesgo no es una característica estática, sino que está condicionado por la
dinámica propia de una sociedad y las características territoriales del espacio que
ocupa. Para profundizar en su análisis a fin de reducir sus consecuencias, es
necesario abordar cada una de sus dimensiones de modo independiente y sinérgico.
Una situación de riesgo es el resultado de la sumatoria de la amenaza y la
vulnerabilidad. La confluencia de ambos factores, en sus respectivas medidas,
serán las que determinen el grado final que tome el riesgo.
Lavell (2001:17) define a la amenaza como “el peligro latente que representa la
posible manifestación dentro de un periodo de tiempo y en un territorio particular
de un fenómeno de origen natural, socio-ambiental, o antropogénico, que puede
producir efectos adversos en las personas, la producción, la infraestructura, los
bienes y servicios, y el ambiente. Es un factor de riesgo externo de un elemento o
grupo de elementos expuestos, que se expresa como la probabilidad de que un
evento se presente con una intensidad, en un sitio especifico y dentro de un
periodo de tiempo definido”
Cardona (2003:30) define como amenazas a “Un peligro latente generado por la
actividad humana en la producción, distribución, transporte y consumo de bienes y
servicios, y la construcción de edificios e infraestructura”. El peligro proviene, en el
caso de las playas del barrio La Perla, de un sistema de escolleras en forma de “T”,
al cual se le debe añadir las amenazas que significan el emplazamiento en su
cercanía de la planta de pre-tratamiento de efluentes cloacales, y los numerosos
efluentes pluviales direccionados hacia el mar.
La otra dimensión a ser analizada en una situación de riesgo es la vulnerabilidad.
Lavell (2001) la define como “la propensión de una sociedad a sufrir daños o de ser
dañada, y de encontrar dificultades en recuperarse posteriormente”. Esta situación
resulta como “consecuencia de un bajo sistema de protección social y/o una mala
gestión del territorio” (Bosque Sendra, 2004:46).
Ante la emergencia del evento se traspasa la frontera de riesgo para devenir en una
situación de desastre, que va a ser catalogado por Chardon (2002) como, “las
consecuencias extremas reales del impacto de una amenaza de magnitud específica
sobre un elemento con determinada vulnerabilidad a ella, generando una situación
de crisis, es decir, alteraciones extremas del funcionamiento habitual de dicho
elemento por desmesuradas pérdidas humanas y materiales que superan su
capacidad de soportarlas, lo que demuestra su falta de preparación (poca
capacidad) y lo dejan por un tiempo, en un estado de gran desamparo (poca
resiliencia). La recuperación y la salida de la crisis no son posibles sin ayuda
externa”.
El caso de la defensa costera de las playas de La Perla
Existe un consenso general respecto al origen de la problemática erosiva de las
playas marplatenses, el emplazamiento del enclave portuario en su localización
actual a principios de siglo XX es el denominador común. Su disposición y las
técnicas implementadas para conformar un recinto de aguas calmas que facilite la
circulación de materias primas agrícolas, trajeron aparejada la erosión de las playas
situadas al Norte del emprendimiento. El conflicto emergente entre el proyecto
balneario de la élite agro exportadora y el apéndice portuario fue resuelto
parceladamente mediante la disposición de espigones transversales a la línea de
costa que interrumpirían la circulación natural de los sedimentos arrastrados por la
corriente en dirección Sur – Norte. Lejos de resolver la problemática, la misma se
agravó en los años venideros.
Las primeras intervenciones sobre la playa de “La Perla” datan de 1933, la
Dirección de Hidráulica da inicio a un conjunto de obras destinadas a frenar el
proceso erosivo sobre la rivera, de este modo comienza con la construcción de once
espigones rectos, de rieles de ferrocarril y piedra, que se construyen en un periodo
de dieciocho años. Sin embargo hacia 1960 el ambiente costero Norte presentaba
signos de un progresivo y acelerado deterioro. Cicalese (2002), lo describe del
siguiente modo: “A consecuencia de una fase erosiva la zona desplegaba una
morfología muy particular, barrancas bajas con playas muy estrechas o
inexistentes, una granulometría de arenas gruesas con pendientes y terrazas muy
inclinadas, más un área de baño con afloramientos toscosos”
Hacia la década de los ochenta, no quedaban espacios de playa sin urbanizar
dentro del ejido de la ciudad. A pesar de las condiciones ambientales adversas, va a
ir tomando forma la puesta en valor de las playas del barrio. La apropiación de
esta porción del litoral va a implicar dos intervenciones territoriales claves, que se
verán articuladas por un discurso apoyado en los conceptos del Paradigma de
Manejo Costero Integrado. Una de ellas es la defensa costera, a cargo del gobierno
Provincial, por medio del Departamento de Obras Marítimas de la Dirección de
Hidráulica, y la otra intervención, solución a la crisis ecológica de su principal
recurso escénico ambiental. La situación ambiental de las playas del Centro y Norte
por el vertido de efluentes cloacales solicitaba una inmediata solución, de la cual se
hará cargo el gobierno municipal.
Con el fin de garantizar a los nuevos concesionarios gastronómicos la disponibilidad
de las arenas de las playas para su explotación, se va a comenzar una obra que
consistirá en la construcción de un sistema de defensa costera, a partir de la
disposición de 11 espigones, de formas varias (ver imagen 1), como “T”,”J”,”L”. La
misma se desarrolla en tres etapas, siendo la primera en ejecutarse la etapa de La
Perla.
Estas estructuras pueden ser descriptas como estructuras de piedra partida, que
procuran conformar recintos semicirculares con playas dotadas de arenas finas y
lechos cubiertos.
Dichas estructuras presentan dos partes principales:
• Los Espigones de Acceso están constituidos por un núcleo de piedra de 40 a
400 kg. y un recubrimiento de piedra mayor de 4tn. El núcleo tiene un ancho de
coronamiento de 3,20 m. y el ancho total del coronamiento será de 6,80 m. La cota
de coronamiento es de más de 1,80 m. (I.G.M). y los taludes son de pendiente
1:1,5%.
• Los rompeolas están formados por un núcleo de piedras de 40 kg. a 400 kg. y
un recubrimiento de piedras de más de 4tn . El Núcleo tendrá en su coronamiento
un ancho de 1 metro y una cota de +1,80 m. I.G.M. y la tapa tiene un
coronamiento de cota +2,80 m. I.G.M. y su ancho es de 6 metros. Los taludes
tienen pendiente 1:2%.
Simultáneamente, se construía la Planta de Pretratamiento de efluentes cloacales.
Debido a las limitaciones presupuestarias, se optó por una solución parcial e
incompleta. La planta de pre-tratamiento va a conectar el sistema de cuatro cloacas
máximas de la ciudad, y las verterá, hasta el día de hoy, al mar, previo filtrado
precario, de sólidos y líquidos. Recientes estudios, entre el que se destaca
“Situación Sanitaria de la zona balnearia de la Ciudad de Mar del Plata” (Guzzi,
2006), advierten sobre el elevando contenido de coliformes termo tolerantes
contenido en los efluentes vertidos.
Las características propias de las escolleras revisten un conjunto de peligros
intrínsecos. Primero, La formación de fuertes corrientes de retorno, en los extremos
Norte y Sur del interior del recinto semicerrado, que suelen arrastrar a
desprevenidos bañistas. Por otro lado, la dispersión de los fragmentos de rocas por
la acción del mar, en eventos mareológicos extremos, ha generado múltiples
accidentes entre los usuarios de las playas
El Sistema de defensa costera, apoyado en la construcción de espigones de formas
variadas, se convierte en una fuente de amenazas al combinar su estructura de
recinto semi-cerrado, con una serie de factores, como los aportes de arroyos
canalizados y vertidos pluviales afectados por conexiones cloacales e
industriales clandestinas, y el predominio de viento Norte–Este, durante el
periodo estival, impulsando los vertidos de la planta de pre-tratamiento
cloacal hacia las playas céntricas. Los aportes del arroyo Las Chacras
sobrepasan lo dispuesto por la resolución Nº 389/98 del AGOSBA (Administración
General de Obras Sanitarias de Buenos Aires), que limita una cantidad máxima de
20.000 CTt ((Coliformes termo resistentes)/100 ml, para aguas vertidas a menos
de 500 m de playas destinadas al uso recreacional. Mientras que la pluma cloacal
de la planta de pre-tratamiento “Ingeniero Baltar” alcanza el promedio
100000000-10000000 CTt/100ml. (Guzzi, 2007). Así, durante el periodo de
mayor afluencia turística, Las playas de “La Perla”, se convierten en potenciales
focos de transmisión de enfermedades, fundamentalmente gastrointestinales.
Vulnerabilidad del entorno:
La vulnerabilidad es la dimensión del riesgo que refiere a la posibilidad de un grupo
de la sociedad de sufrir daños o de ser dañada, y de encontrar dificultades en
recuperarse posteriormente. En función de planificar la emergencia es central
establecer limites de tiempo y espacio.
Un indicador ambiental es una variable dotada de valor social, que mediante la
síntesis de la información, pretende reflejar el estado del medio ambiente, o de
algún aspecto del mismo, en un momento y un espacio determinados, adquiriendo
por ello un gran valor como herramienta en los procesos de evaluación y de toma
de decisiones sobre los problemas ambientales.
La estacionalidad de la actividad balnearia es una variable fundamental en el
análisis. Coincidiendo con Mantero (2006) las condiciones originales del territorio, la
extensión de sus playas, los atributos del paisaje y las condiciones climáticas en
temporada, sumado a la distancia del área metropolitana, la conexión vial y la
articulación territorial creciente entre el espacio emisor y el espacio receptor,
constituyen factores que sumados encausan la demanda turística hacia la costa
bonaerense durante el periodo estival.
Para determinar el indicador de vulnerabilidad se consideró acertado la selección
del porcentaje de turistas que durante el periodo de vacaciones de verano visita
las playas del Norte del Litoral de la ciudad de Mar del Plata, las playas de “La
Perla”. También se tuvo en cuenta la población total del barrio “La Perla”, como
potenciales usuarios del recurso, estableciéndose así la vulnerabilidad efectiva y
potencial, respectivamente, que sumadas constituyen la vulnerabilidad neta.
Escenario de riesgo de máximo
Para explicar lo que es un escenario, se recurrirá a la definición propuesta por la
ONG Visión de Guatemala, la cual lo define como:
“UNA SECUENCIA DE EVENTOS FUTUROS. TAMBIÉN ES UNA HIPÓTESIS
INTERNAMENTE CONSISTENTE SOBRE EL FUTURO, LA CUAL ES RELEVANTE,
REVELADORA, VEROSÍMIL Y CLARA. A SU VEZ, RESULTA EN UNA HISTORIA
SOBRE LO QUE PODRÍA SUCEDER, NO LO QUE SUCEDERÁ O DEBERÍA
SUCEDER” (1999).
El escenario de máximo riesgo proyectado para las playas del barrio “La Perla”, se
sitúa temporalmente, entre los días 21 y 22 de Enero, por la confluencia de factores
como el dominio de viento de dirección Norte–Sur, característico del periodo estival,
que impulsaría los vertidos cloacales de la planta de pretratamiento, con un
contenido de 100000000-10000000 CTt/100ml, precipitaciones del orden 1211
mm, en los días precedentes, sumado a los aportes de los arroyos entubados, con
una carga que supera de 20.000 CTt/100 ml., y una afluencia turística2 del orden
51.278 visitantes expuestos a los peligros típicos de aguas no aptas para baño,
para enfermedades tales como gastroenteritis, otitis y conjuntivitis. La situación se
agudizaría si se incorporan los potenciales usuarios de la playa, el conjunto de
residentes del barrio, unos 10480 habitantes (INDE, 2001). Se los denomina
potenciales puesto que no todos podrían concurrir a la playa. Así, la vulnerabilidad
neta del espacio de análisis ascendería a 61.358 personas expuestas a los riesgos
anteriormente descriptos.
La situación prevaleciente y sus perspectivas:
La ciudad de Mar del Plata, a lo largo de su evolución urbana, se ha caracterizado
por la ausencia de reparos respecto a los distintos tipos de riesgos devenidos de la
puesta en valor del territorio. Este contexto indujo a la coyuntura actual donde se
presentan escenarios de riesgo potencial sobre una vasta zona del departamento
con el consiguiente peligro para la población y los recursos naturales soporte del
desarrollo de la ciudad.
1 El máximo de precipitaciones propuesto para el escenario de máximo riesgo, responde a las máximas
precipitaciones registradas para el mismo periodo en el año 1991. Fuente: http://www.ora.gov.ar
2 El promedio diario de turistas estables para el mes de enero en la ciudad de Mar del Plata fue de
328.687 turistas por día (Emtur, 2008), sobre el cual el 13 % visita las playas del barrio “La Perla”
aproximadamente 81580 visitantes.
Ante esta situación se hace imprescindible recurrir a pautas claras de ordenamiento
del territorio, partiendo de la premisa de que las próximas intervenciones
territoriales deban adaptarse al riesgo presente en cada fragmento del territorio. El
ordenamiento territorial tendrá como objetivo general conciliar los diversos
intereses que confluyen en el espacio litoral. Para ello será necesario establecer
múltiples consensos entre los distintos niveles de Gobierno, Nacional, Provincial, y
Municipal, los actores sociales más relevantes, en términos de su capacidad de
generar cambios sobre el territorio, y fundamentalmente los usuarios de las playas,
nucleados en distintas organizaciones, ya sean ONGs o Sociedades de Fomento.
Para ello parece primordial tener en cuenta la articulación de las distintas funciones
a asignar en el espacio, con las condiciones ambientales preexistentes, la
distribución de la población y sus características particulares, así como las funciones
ecológicas propias de cada ecosistema.
Al presente existe una situación ya planteada: mientras no se encuentre una
solución de fondo se hace necesario establecer pautas para enfrentar una situación
extrema. En este sentido La información ambiental juega un papel crucial, en
función de comunicar a todos los involucrados en esta situación, y así reducir la
posibilidad de sufrir daños por parte de los usuarios de las playas, como garantizar
la explotación ambientalmente sostenible de los recursos naturales motores del
desarrollo marplatense.
Facundo Deyuanini
Profesor en Geografía
U.N.M.D.P
Departamento de Geografía
Cátedra: Teoría y Metodología de la Investigación Geográfica
Integrante del Staff de Surfrider Fundation Argentina