Alarmantes conclusiones arrojó un estudio realizado por científicos del Laboratorio de Mamíferos Marinos del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y del Departamento de Biología Ambiental de la Universidad de Siena, Italia, que investigaron los efectos de la contaminación sobre 84 lobos marinos de la lobería del puerto de Mar del Plata.
De acuerdo con los resultados del trabajo, los animales están tan agredidos por elementos como petróleo y metales pesados que tienen alterado el ADN, la estructura que contiene toda su información genética.
Los científicos argentinos e italianos, con subsidio de la Unión Europea, hallaron alteraciones e infecciones de piel, conjuntivitis, rinitis y manchones de alopecía (caída del pelo) entre los lobos de Mar del Plata. La doctora Marcela Junín, médica gastroenteróloga, docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires e integrante del mencionado laboratorio, formó parte del equipo científico italoargentino y explicó a La Nación que el daño genético hallado en estos lobos podría transmitirse a sus descendientes, con posibilidad de todo tipo de mutaciones.
Existe ya un nivel de agresión sobre los animales locales que, de no detenerse, promete en el término de alrededor de una década cetáceos con altísimo grado de contaminación. El problema no es menor, si se tiene en cuenta que puede preverse un daño similar en otros seres vivos. Por ejemplo, los humanos.